¡pa' que no te olvides!!!

jueves, 18 de febrero de 2010

Tipos de madrePor: María Victoria C. de Santos/Artículo de Desarrollo y Formación Familiar, A.C.vivir@laprensa.com.sv Le ofrecemos una guía ejemplificada de los tipos de madre que se puede llegar a ser. Un texto de la socióloga y psicóloga chilena María Santos.
La mamá voluble
Amanece de muy buen humor y todos están muy contentos. Tiene paciencia con sus hijos, les ayuda en sus tareas y hasta les prepara un pastel. Pero si amanece de mal humor, la mamá se vuelve otra.
Enfadada con los niños por cualquier detalle, los reta y los castiga con facilidad. Su comportamiento depende de sus estados de ánimo. Los hijos sufren con estos cambios pero aprenden a sacarle los permisos cuando anda de buenas y se mantienen a la expectativa cuando anda de malas.
Esto les crea un ambiente de inseguridad y frustración porque cuando anda de malas, cosas buenas las toma negativamente. Los niños se vuelven hipócritas e interesados, porque aprenden a buscar el momento y no siempre son sinceros.
Una madre que se deja llevar por su ánimo puede hacer mucho daño a sus hijos ya que si ella no tiene ganas de comer, no querrá preparar la comida.
Si no tiene ganas de levantarse y llevarlos a la escuela, los dejará jugando en casa. Les enseñará así a ser inconstantes en sus obligaciones cuando su deber sería enseñarlos a luchar por controlar las pasiones y ser personas triunfadoras y estables.
La mamá ausente
Lourdes tiene un hijo de 16 años y está sorprendida de como llegan las muchachas a visitar a su hijo toda la tarde. Ella se queda a cuidarlos pero se pregunta: "¿Dónde están las mamás que no saben dónde andan sus hijas?".
Gabriela es de esas madres que diariamente parte al gimnasio, luego se va a recorrer las tiendas de moda; más tarde va a visitar a una amiga y después a comer donde unos conocidos junto a su esposo.
Mientras, sus niños están en casa consagrándole horas a la televisión, peleas entre ellos y haciendo sus tareas a la rápida... sólo si se acuerdan. Triste pero real, la mamá ausente corresponde a aquella que no tiene ni idea de la vida de sus hijos.
No sabe si les da fiebre, si comen o no comen, si tienen o no problemas en el colegio, si andan tristones, si son amigables, si son respetuosos con los demás, si se lavan los dientes, etc.
Son esas mamás 100% limpias, que nunca tienen la falda embarrada ni las uñas quebradas por jugar a la pelota. Sin embargo, en todas las fiestas aparecen impecables y "haciendo de buenas mamás", junto a unos hijos -aquel día radiantemente vestido- para que todos las vean.
El resto del tiempo, otras personas "buenas y eficaces" se encargan de los chicos; pero éstas buenas personas seguramente no podrán dar a los niños ni el amor ni la atención que les daría una buena madre y ellos requieren.
Generalmente estas mamás dejan a los hijos al cuidado de una guardería, de una nana o en el mejor caso de un familiar.
Profesoras con niños problemáticos, hijos de este tipo de mamá, siempre se preguntan:
"¿Dónde está la mamá de este niño?"
No asisten a las reuniones de padres, se les cita y no acuden o envían a alguien para ver de qué se trata.
¡¡¡Qué decir de las consecuencias de este estilo de madre en los pequeños!!! Sólo por mencionar algunas: inseguridad; soledad; carencia de apoyo, de normas, de lazos fuertes.
Y en la madre, la tristeza final de no haber gozado el don de conocer, educar y criar a sus propios hijos.
La mamá exagerada
Esta es la típica mamá que cree que con cualquier problema se va a caer el mundo, que sus hijitos son como de cristal y que lejos de ayudar a los suyos, crea un clima de inseguridad y terror colectivo.
Asimismo, sus hijos temen contarle sus problemas porque reacciona desmesuradamente:
- "La maestra no me quiso pasar al pizarrón", relata Pepe a su mamá.
- "¡¡¡Qué injusto que la maestra no te trate bien!!! Mañana mismo voy al colegio para hablar con esa profesora", responde la madre.
Este tipo de actitudes, lejos de ayudar al hijo, lo ponen nervioso y lo vuelven generalmente muy sensible.
Además ella sufre porque no puede dominar todas las situaciones de la vida, hace sufrir a su hijo -¡¡¡que crece siempre aterrado!!!- y puede crear seres dependientes e inseguros, que no saben defenderse por si mismos.
Por último, ante cualquier golpe o contrariedad de la vida el niño está seguro de que este es muy grave y sufre mucho con detalles que no son tan importantes.
La mamá posesiva
- Pónte el chaleco.
- ¡Ay!, cuidado, no te vayas caer.
- Hazme caso, es mejor que lo hagas como yo te digo.
- Estoy indignada con fulanita, porque le hizo esto a mi niña.
Una madre que quiere que sus hijos hagan siempre lo que ella quiere, es una madre posesiva y absorbente.
Casi siempre sucede que inconscientemente quiere que sus hijos sean indefensos y débiles para poder protegerlos y cuidarlos.
Teme que sus hijos se rebelen y quieran hacer su propia vida, por lo que les da pocas oportunidades de desenvolverse solos.
Es una madre muy temerosa de perder el cariño de sus hijos y se pone muy celosa de que amen a otras personas.
Marcela tiene una mamá de éstas.
Todo la vida quiso influir en sus decisiones, hasta que llegó a un punto, cuando creció y se casó, en que tuvo que irse a vivir temporalmente a otra ciudad porque tanto ella como su esposo no podían dar un paso sin que su mamá no estuviera al medio opinando.
Afortunadamente, durante este tiempo y al verse sola, la madre en cuestión comprendió que a los hijos hay que enseñarlos a caminar y luego soltarlos para que vivan su propia vida.
Y que con esa actitud de siempre inmiscuirse en los asuntos de Marcela lo único que ganaba era alejarla.
La mamá relajada
Laura es una mamá muy "buena onda", como dicen los compañeros de sus hijos.
Un día fueron varias familias amigas al campo.
Los niños acudieron a ella para pedirle permiso para ir al lago.
Laura no consultó a las otras mamás y como su filosofía es dejar a los niños aprender y ser responsables por su propia experiencia, los dejó ir.
Pasaron dos horas y los niños no llegaban.
Todas las mamás se empezaron a inquietar.
Entonces Laura les dijo que ella los dejó ir al lago.
Rápidamente fueron a ver que pasaba y se encontraron con que los chicos se habían subido a una canoa y estaban atascados y asustados pidiendo ayuda.
Este tipo de mamás no miden la consecuencia de sus actos, quieren que los hijos aprendan a veces a un precio muy alto.
No les gusta llamar la atención de sus hijos o retarlos para no molestarse y los dejan hacer lo que quieran.
Todo lo dejan al buen juicio y a la responsabilidad de los niños.
"Tienen que aprender por experiencia" es su lema, y creen en la ley del mínimo esfuerzo.
El problema de esta actitud es de que si los niños no reciben formación y criterios para decidir, difícilmente van a tener un buen juicio para optar en la vida.
Es muy bueno dejar que los chicos sean independientes y responsables, pero necesitan una guía para saber cual es el camino correcto.
La mamá sacrificada
Julia piensa que su rol como madre es la de sacrificarse plenamente por sus hijos en todos los aspectos.
Cuando a uno de sus hijos se le antoja algo, ella inmediatamente corre a proporcionárselo.
Sus hijos están felices porque no hay deseo que no sé les cumpla: desde las hamburguesas que tanto les gustan, hasta las zapatillas de su marca preferida, aunque ello significara un gran sacrificio económico.
Ella piensa que la única manera de "retener" a sus hijos a su lado y "mantenerlos a raya" -aunque sea un poco- es sacrificarse para que los hijos se sientan en deuda con ella y así la obedezcan y nunca la dejen sola.
Su lema: "sacrificio materno = gratitud eterna".
Julia se sentía feliz de actuar así, hasta que empezó a tener problemas con su hijo Juan, cuando éste entró a primero básico y ya no quería ir al colegio.
El nunca había tenido responsabilidades, su mamá le hacía todo y ahora el profesor le exige tarea y que aprendiera muchas cosas.
Cuando Juan era más pequeño su mamá no dejaba que se molestara en recoger los juguetes "pobre, está muy chico y además se tarda mucho en recogerlos", decía Julia.
Así que el cambio de un ambiente sumamente relajado a una escuela con exigencias y responsabilidades fue ¡un verdadero drama!
Hay muchas madres que, como Julia, quieren conseguir lo que desean por medio de un chantaje sentimental.
Pero deberán pensarlo mejor, porque eso trae muchos problemas.
Primeramente los hijos se alejan de los padres que actúan así, ya que esta actitud corta la comunicación.
Los hijos temen decir lo que piensan o sienten porque saben que su madre se puede ofender y saldrá con un discurso tipo: "Yo que tanto hago por ti y ahora me sales con..."
En el caso de Julia el sacrificarse tanto por el hijo impidió que éste tuviera ese mismo espíritu de lucha y sacrificio.
A la primera exigencia decidió escapar y prefirió no ir más al colegio.
El consentir en exceso a los hijos limita su desarrollo, se hacen menos capaces de enfrentar problemas.
Los padres que utilizan el chantaje emocional y se sacrifican sólo para obtener un beneficio vuelven en muchos casos al hijo muy dependiente.
El hijo se siente tan agradecido por el "sacrificio" que no puede tomar decisiones sin antes consultarlas, será inseguro de sí mismo y tendrá muchos sentimientos de culpa.

No hay comentarios: